Feministas socialistas ante la represión

Artículo publicado en el Periódico El Socialista 402 Septiembre-Octubre 2020 del Partido Obrero Socialista 

Ciudad Juárez no es una ciudad segura (ni el resto del país) para usted ni para sus hijas

Nuevo Casas Grandes, Chihuahua.- En tiempos de recrudecimiento de la represión de la protesta social, las feministas socialistas tendemos a preguntarnos de forma crítica si estamos siguiendo la ruta correcta en la lucha. Dudamos y nos preguntamos por las tácticas, por las estrategias, en cambio, en nuestros objetivos no admitimos vacilaciones, porque invariablemente conducen a la revolución. Por supuesto que estas reflexiones no son exclusivas nuestras, ya que en otras colectivas y corrientes ideológicas también existen particulares valoraciones de la acción política y, en conjunto, nos enriquecemos. Sin embargo, por mis vivencias, solo me siento autorizada a hablar desde la posición socialista y marxista en la que me he formado e intentado aprender.

El movimiento feminista a escala global ha alcanzado niveles inéditos de conciencia política y formas particulares de ejecución de nuestras denuncias. Se han desplegado la creatividad y el simbolismo tanto en el panorama público concreto, como en el activismo virtual, y eso ha posibilitado que la difusión de las ideas antipatriarcales y la unidad de las mujeres, se extiendan. Nadie nace siendo feminista, pero sí dentro de una estructura opresora que, a fuerza de abusos y dominación nos obliga a cuestionar nuestro lugar en el mundo. Por eso, la evolución de las condiciones subjetivas para la transformación del orden establecido es inminente, aun cuando las enseñanzas parecen comenzar de cero con cada nueva generación.

La educación burguesa nacida del capitalismo como aparato de enajenación, despliega todos sus recursos para que las niñas, las adolescentes y las mujeres no construyamos nuestras propias formas de lucha, su función está organizada para el sometimiento, normalización y perpetuación de un orden violento. No podemos esperar de la educación formal ninguna preparación estratégica para defender nuestros derechos en la línea del frente. No podemos esperar de la escuela como dispositivo de reproducción ideológica, la legitimación de la protesta social, mucho menos de la acción directa, con excepción de los casos en que las educadoras y los educadores responden a un compromiso de clase y actúan como sujetas políticas y sujetos políticos en resistencia. 

Los aprendizajes feministas se consiguen en las calles, en los libros, en el cine, en el teatro, en la música, en las asambleas y, dolorosamente, en la vida cotidiana. Unas aprendemos de otras, planeamos acciones, valoramos el terreno, calculamos movimientos, abrimos camino o recorremos los que otras ya abrieron. Después de un acto político replegamos nuestra potencia, la reponemos, recapitluamos hechos, hacemos un balance lógico de la correlación de fuerzas, de los frutos cosechados para el avance de la historia y de lo que extraviamos por el camino. Nos abrazamos, nos consolamos, nos protegemos con cariño y apoyo mutuo, nos felicitamos, nos enorgullecemos sororamente y, en los casos que lo ameritan, curamos entre todas nuestras heridas físicas y emocionales.

Cuando la libre manifestación de las ideas y los actos públicos de exigencia de justicia son sofocados de forma tan bestial, nos preguntamos sobre las alternativas que nos quedan a las feministas, quienes continuamos indignadas ante este Estado feminicida nos preguntamos sobre las formas de actuación a las que nos orilla el sistema opresor para poder enunciar alto y claro que rechazamos todas las formas de violencia contra las mujeres. Dialogamos entre nosotras y estamos convencidas de que debemos replantear muchas acciones para volverlas más efectivas, pero nunca está en nuestros planes rendirnos. Tomamos las lecciones de dignidad de los procesos de solidaridad y empatía que nos hermanan. “Aprendemos sobre la marcha” en los dos sentidos: como aprendizaje que se construye en gerundio como tiempo gramatical, es decir, sobre la praxis presente y continua; y también aprendemos sobre la marcha, en el sentido de aprender sobre la movilización política, sobre la manifestación, su efervescencia, sus intersticios, sobre lo que se juega cada vez que salimos a la calle de forma organizada.

Como feministas socialistas es importante ocuparnos de la teorización de la estrategia como un ejercicio de formación para la acción. Mantener presentes nuestra base material, económica y el trabajo reproductivo de las mujeres en todos los planos de la vida. También es importante escuchar las valoraciones que se intersectan en el devenir orgánico de nuestra convivencia con otras formas de lucha feminista. Debatir las cuestiones del separatismo, la irrupción en la ilegalidad, la resistencia pasiva o activa, huir de aquellas posiciones de poder que por siglos nos han subordinado incluso dentro de las agrupaciones de izquierda. Debemos pensar, hablar, compartir, porque entre todas conformamos un potente cerebro colectivo y un conocimiento general acumulado que se muestra lúcido ante el enemigo.

Nos mantenemos alertas ante lo que ocurre a nuestro alrededor y hemos sabido reagrupar la fuerza que nos empuja a cambiar el estado de cosas en nuestro país y en el mundo. Los golpes machistas de los gobiernos locales no han podido apagar el descontento y la movilización. La razón nos asiste y el enemigo se debilita ante el empuje firme y masivo por las causas justas. El destino de la lucha en las próximas décadas no está escrito, pero existen indicios claros de que el avance que se ha producido en este 2020 representa un salto cualitativo importante en el plano nacional e internacional.

Cobarde agresión contra manifestación pacífica de mujeres

El pasado 5 de septiembre en Ciudad Juárez, 27 mujeres fuimos reprimidas violentamente por elementos de la policía, mientras llevábamos a cabo una manifestación pacífica en sororidad con mujeres de Guanajuato. Las detenciones estuvieron plagadas de violaciones a los derechos humanos y a los protocolos y reglamentos del Sistema Municipal de Seguridad Pública. Entre ellos: el abuso sexual contra una compañera que recibió tocamientos; la tortura física y psicológica con amenazas de muerte, insultos, vejaciones y privación de la atención médica; golpes con el puño directamente sobre la cara de una chica; puntapiés contra mujeres esposadas y abatidas en el piso; la mayoría de los policías tomaban fotos y videos con sus celulares personales durante el proceso de la detención y aun dentro de las instalaciones de la estación de policía; no nos informaron conforme a la ley sobre el supuesto delito o cargos que nos imputaban; se produjeron apropiaciones ilegales de objetos valiosos que portábamos y que nunca fueron devueltos; no se permitió la entrada de dos abogados que permanecían afuera exigiendo este derecho para representarnos y nunca lo supimos mientras estuvimos detenidas.

Todo esto constituyó un desproporcionado uso de la fuerza, una arbitrariedad y un exceso en la aplicación de las medidas policiales. Son actos ilegales y como tales deben ser condenados. La jueza de instrucción en barandilla admitió literalmente que se habían cometido estos abusos y, sin embargo, aplicó una sanción de fianza de 1,128 pesos a cada una, para concedernos la libertad.

 Luego de la brutal represión en Ciudad Juárez, el colectivo de mujeres con diversas convicciones, pero unidas en la lucha feminista, nos hemos dado a la tarea de seguir denunciando la impunidad y la corrupción vivida en nuestro entorno que impide el esclarecimiento y justicia para los casos de desaparición de mujeres y de feminicidios. Hemos decidido proceder legalmente contra las policías y los policías que resulten responsables de los delitos del pasado 5 de septiembre, no porque creamos que la vía legal sea una opción confiable, sino porque queremos sentar un precedente con el registro de estos abusos en todas las instancias. Hemos acordado pronunciarnos por todos los medios posibles y con una rueda de prensa llevada a cabo el 10 de septiembre, en la que se denunciaron los actos de violencia y abuso de autoridad, porque somos conscientes de que todas las personas que emprenden una lucha social se encuentran en riesgo de ser fuertemente reprimidas y, porque sabemos que mientras vivamos en un estado represor y misógino ninguna mujer está a salvo. También llevamos a cabo el 12 de septiembre la Asamblea Feminista Permanente que se constituyó como un dispositivo para la reflexión y la discusión activa, como núcleo de acción y pensamiento antirrepresivo en favor de la lucha global feminista, que seguirá ganando terreno y fortaleciéndose en la unidad. Finalmente, nos hemos preparado para llevar a cabo el próximo 18 de septiembre una manifestación pacífica en un recorrido del Instituto Municipal de las Mujeres hasta la Presidencia Municipal de Ciudad Juárez para visibilizar y denunciar las violencias cometidas contra nosotras en la pasada manifestación pacífica.